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Publicado el 25 octubre, 2021

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El rol del kinesiólogo en las pacientes operadas de cáncer de mama

Los kinesiólogos cumplen un papel fundamental en el proceso de recuperación y tratamiento post quirúrgico de las pacientes operadas por cáncer de mama.

Gina González es kinesióloga de Sanatorio Alemán y trabaja con pacientes que pasan por este proceso y que post cirugía, necesitan recuperar su condición física, movilidad y minimizar también las secuelas de la quimioterapia y la radioterapia.

Explica que “el kinesiólogo entrega terapia en los tratamientos oncológicos que ayudan a disminuir los efectos de la enfermedad y la cirugía; como reducir el dolor, el edema y aporta para mejorar los rangos de movimiento de la paciente que le permitirá recuperar su calidad de vida y bienestar”.

En una primera etapa, después que operan a la paciente, hago una visita post quirúrgica, la evalúo, le doy indicaciones de ejercicios para que realice los primeros días, la ayudo a pararse, camino con ellas y las educo en la importancia de prevenir el linfedema, que es una posible secuela de algunas cirugías del cáncer de mama, no todas las pacientes la desarrollan, pero cuando sucede afecta la calidad de vida. Se hincha el brazo por acumulación de líquido y no se logra eliminar correctamente por la extirpación de ganglios linfáticos”.

Cuenta que “una vez que la paciente es dada de alta es derivada por el médico tratante para que reciba tratamiento kinesiológico y trabaje con terapia para disminuir el dolor y las molestias, el edema, hematomas, las zonas de fibrosis que quedan. Trabajas con ejercicio para mejorar el rango articular y recuperar la movilidad del brazo, que se pierde, en parte, luego de la cirugía. Antes estaba el pensamiento que la paciente después de ser operada no se tenía que mover, ahora se sabe que no es así, desde el día uno se puede mover sin problema, sólo se limita un poco la fuerza”.

En este aspecto destaca que su trabajo es de vital importancia, “la cirugía de cáncer mamario genera muchas limitaciones, de movilidad en el brazo y dolor, altera un poco la calidad de vida que la paciente tenía antes de ser operada, además la quimioterapia baja la capacidad aeróbica y la fuerza muscular, entonces el kinesiólogo puede hacer muchas cosas revirtiendo esto, les enseño e incentivo que hagan ejercicios aeróbicos, no solamente del brazo, también ejercicios de la extremidad superior y las oriento en cómo lo tienen que hacer para que disminuyan las complicaciones y molestias en el tiempo y vuelvan a una normalidad completa”.

Agrega que “a una paciente que tiene linfedema se le trata con una terapia descongestiva compleja, que es muy efectiva, y que incluye drenaje linfático, ejercicio y algún tipo de vendaje multicapa, se va controlando el volumen, el diámetro de la extremidad superior y es un tratamiento permanente. Por eso es tan importante la prevención y la educación, donde le indicas a la paciente qué puede hacer y qué no debe hacer, entregándole toda la información para evitar que aparezca”.

Mi trabajo como kinesióloga es evaluar a la paciente, sus síntomas, qué complicaciones y limitaciones tiene y veo que es lo que voy a tratar para que tenga una recuperación satisfactoria. Cada sesión es una instancia en que además de ayudarlas y apoyarlas en su mejoría, generas confianza, un vínculo y le entregas un tratamiento integral”, enfatiza.

Recalca que “al final todas las pacientes se van felices, contentas, se sienten mejor. Saben que tienen que volver a ser las mismas de antes, con una calidad de vida igual a la que tenían”.