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Anggye Esperanza, prematura: “Mi hija nació en un buen lugar.”

El pasado 5 de agosto, Graciela Leal (41 años), se convirtió en madre de una niña, Anggye Esperanza, que nació antes de lo esperado, con apenas 27 semanas de gestación. A pesar de las complicaciones y ser prematura, hoy se encuentra en excelentes condiciones de salud.

“Supe que estaba embarazada el 3 de marzo, ese día empecé con un dolor y un sangrado que no era normal y sentía contracciones, entonces me fui al Hospital de Lota, que es donde vivo, ahí me hice el test y estaba embaraza, luego me realizaron el examen de sangre y tenía 4 semanas. Estaba feliz, pero también preocupada porque tenía síntomas de pérdida. Me quedé 3 días hospitalizada, con medicamentos y reposo absoluto, luego del alta regresé a casa a cuidarme y a hacer todo lo que decían los médicos. En ese tiempo, mi marido Andrés y mi hijo Jorge (15), me apoyaron en todo”, recuerda.

Graciela, quien es funcionaria en un Servicio Público, guardó el reposo indicado “sólo iba a mis controles y ecos a un Centro de Salud en Concepción, después, por el riesgo, y cuando ya tenía 4 meses de embarazo, me seguí atendiendo en el Hospital de Lota. Hasta que pasó lo que tenía que pasar…. recuerdo que ese día hice una once en la casa y le digo a mi hermana, quien estaba conmigo, que me sentía mal y que me iba a acostar, la espalda me dolía. Al otro día mi esposo se fue a trabajar, me levanté y empecé a sangrar más abundante, mi hermana llega rápido me traslada al Hospital, me ingresan, me examinan, y lo primero que me dice la matrona es que estaba con trabajo de parto, llamó al doctor de urgencia, me hicieron una eco y estaba dilatada con 2 centímetros. En ese instante pensé lo peor, tenía apenas 6 meses y me comentan que me llevarían al Hospital Regional porque no tenían incubadora para mi bebé”.

Cuenta que entonces la trasladaron en ambulancia hasta Concepción “. Llegamos al Regional y tampoco había cupo, deciden trasladarme a Higueras, pero cuando llegué otra mamá con más semanas de embarazo ingresa, su guagua nace y ocupa la incubadora. Era miércoles, había pasado todo un día y ya era de noche, esperaba en una sala de parto, con medicamentos para frenar las contracciones que cada vez eran más seguidas y diagnosticada durante la tarde con infección del líquido amniótico (corioamniotitis)”.

“A las 8 de la mañana del día siguiente la doctora de turno evalúa mi estado y deciden entonces trasladarme al Sanatorio Alemán, ya era jueves, y era la única solución que me atendieran en un Centro de Salud Privado con disponibilidad de incubadora. Cuando llego, mi marido ya estaba ahí, y le dicen que había que hacer cesárea, porque si era parto normal era muy complicado, yo estaba muy nerviosa, me hablaban y lloraba”, dice.

“A las 5 de la tarde de ese jueves me hicieron la cesárea y nació Anggye, de 26 semanas, 1 kilo de peso y midiendo 35 centímetros. Mi esposo me pudo acompañar en todo momento. Mi parto lo atendió el doctor Douglas Needham y la doctora Patricia Martínez recibió a mi bebé que no pude ver hasta el otro día”, recuerda.

Cuenta que “Anngye no necesitó ventilación mecánica cuando nació, pero estuvo conectada con suero, con nutrición parenteral, yo me sacaba la leche, la traía y se la daban por sonda. Pasaron los días, la bebé se fue recuperando súper bien, hasta que, cuando pesaba 1 kilo 300 gramos, cayó a ventilación mecánica porque hizo una enterocolitis, pero no necrotizante, no alcanzó a llegar a la cirugía , así que sólo fue tratamiento médico, ahí estuvo en ventilación mecánica por 3 días”.

Durante el periodo que Anggye permaneció en incubadora, Graciela todos los días la visitaba en la Clínica “fue un periodo agotador, viajando desde Lota, con la pandemia y el cordón sanitario, pero todo valió la pena”.

“Estoy completamente agradecida del Sanatorio Alemán, sobre todo del doctor Humberto Concha, es muy humano, se da el tiempo de explicar cada día, cada proceso, preguntando siempre cómo estaba mi hija, el detalle y así con todo los médicos, las matronas, todo súper bien, no tengo nada que decir, es un gran equipo médico. Mi hija nació en un buen lugar”, recalca Graciela.

“Mi bebé se llama Angye Esperanza, porque nunca pensamos que se nos iba a complicar el embarazo, hubo días que estuvimos con el corazón en un hilo y nunca perdimos esa esperanza. Nos faltaba algo y llegó ella”, reflexiona.

Anggye fue dada de alta el 29 de septiembre, pesando 2 kilos 200 gramos y midiendo 44 centímetros. Se fue a casa junto a su familia.